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Noviembre 2012
Edición No. 285
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humberto moreira¿Por qué hasta ahora, Humberto?

(Escrito de Raúl Amador Sifuentes).

¿Por qué hasta ahora, Humberto? Es inconcebible que hasta que sucediera el lamentable asesinato de tu hijo, Humberto Moreira, destapes la cloaca de Coahuila. O sea, ¿si no hubieran matado a José Eduardo, no hubieras reventado, ex gobernador? Si dices contar con un video en el que Sergio Fuentes, colaborador de Javier Villarreal, da cuenta de cómo ambos funcionarios realizaron el fraude de la deuda, ¿Por qué hasta ahora lo mencionas y amenazas con sacarlo a la luz?

Si dices que desde hace años, empresarios mineros están haciendo negocios ilegales con miembros del crimen organizado, ¿por qué solapaste esto durante tu gobierno? Si dices que tienes manera de explicar el asunto de la mega deuda y demostrar que no tuviste nada que ver con ella, ¿por qué no lo aclaraste en su momento y permitiste el “linchamiento” que te obligó a renunciar a la dirigencia del PRI?

Si dices tener información privilegiada -“bombas informativas”, dirías-, que dejará al descubierto la debilidad del sistema judicial, ¿por qué permitiste que el crimen, la violencia y la impunidad se extendieran estos últimos años, causando serios estragos a la sociedad coahuilense?

Perdóname, Humberto Moreira, pero a estas alturas, no creo que me dejes y dejes satisfechos a los coahuilenses con lo que vayas a decir a mediados del mes de noviembre. ¿Por qué no de una vez? ¿Qué nos vas a decir Humberto? Que no tuviste nada que ver con el fraude que culminó con la mega deuda. Que tú no estabas enterado de los movimientos de tus colaboradores. Que a tus espaldas (como dices que se ve en el video), hicieron Sergio Fuentes y Javier Villarreal sus enjuagues. Que del dinero obtenido (34 mil millones de pesos), mediante préstamos, tú no utilizaste nada. Que sabías que en la región minera había sentado sus reales el crimen organizado que hace negocios con empresarios “decentes”, pero que fue después de que tú dejaste la gubernatura. Que tú pediste el apoyo del ejército para que te ayudara con la seguridad y que ellos te recomendaron a ex militares para que se hicieran cargo de las policías de los municipios más importantes del Estado.

Nos vas a decir que esos militares mantuvieron a raya a los criminales y que fue hasta que dejaste la gubernatura cuando se desató la violencia, y pones de ejemplos, los eventos del día de tu toma de posesión como Presidente del CEN del PRI, y el día de la boda de tu hermano, que fueron coronados, ambos hechos, con cruentas balaceras en Saltillo.

¿Qué más nos vas a decir? Porque todo esto ya lo dijiste, ¿y sabes qué?, nada es creíble. Nada es creíble, porque Javier Villarreal no era un gato tuyo. Era el funcionario más importante y poderoso de tu equipo. Porque tú lo investiste con súper poderes, a grado tal, que le creaste una mega secretaría y decretaste que Villarreal duraría en ese cargo 16 años. ¿Acaso no tenía el señor, por instrucciones tuyas, facultades para que contratara obras sin licitar; para que entregara apoyos a todo aquel que se te acercaba, en aquellas inmensas filas que se formaban después de los eventos, para pedirte favores?

En cuanto al destino de una buena parte del dinero de la mega deuda, no puedes argumentar que se fue para la construcción de obras, porque tú, en tu Quinto Informe, en el resumen que hiciste de obras y programas, todas estaban cubiertas con el presupuesto normal, que según ese informe, fue de alrededor de 250 mil millones de pesos. A menos que Jorge Torres, el títere que dejaste como gobernador interino, haya hecho otras obras con ese dinero. Porque si así fuera, no las veo, ni las ve nadie. Por el contrario, con todo ese dinero, no fueron capaces de concluir muchas obras que tienen dos años detenidas, ni pagarle a los constructores obras ya realizadas.

Porque has de saber, Humberto, que la deuda formal, la de los 37 mil millones, no contempla los pasivos de proveedores, constructores, prestadores de servicios, fideicomisos (que dejaron en quiebra), compromisos con organismos e instituciones (que dejaron embarcadas) y hasta los fondos de pensiones. En este rubro, mi estimado, no creo que puedas salir bien librado porque es secreto a voces, que miles de millones de pesos de esa deuda, fueron a parar al PRI, que manejaba tu hermano, para pagar una onerosa estructura electoral, para fortalecer el clientelismo y comprar a cuanto opositor se pusiera enfrente, fueran dirigentes de otros partidos, medios de comunicación, organizaciones sociales, políticos e intelectuales. Todo, para lograr su ambición, de sucederte en el cargo.

Otro tanto del dinero, se fue a patrocinar campañas a otros estados (Zacatecas, Baja California, Chiapas, entre otras), o, acaso crees que nadie recuerda que a uno de tus operadores, Juan José Yáñez Arreola, lo detuvieron en Zacatecas, en un auto sin placas y con pacas de dinero el día de la elección de Gobernador. Otra parte del dinero, obviamente, está en las cuentas bancarias y las inversiones de Javier Villarreal y su pandilla; otra, se dice, se la quedó el gobernador interino y funcionarios menores que estaban encargados de programas, fondos y fideicomisos, casi todos ellos prófugos.

Y es que, Humberto, es muy infantil decir que no sabías de la mega deuda. ¿Acaso no están en posiciones importantes -incluso en el mismo cargo-, los funcionarios encargados de las finanzas estatales y de otras áreas estratégicas en tu administración? Jesús Ochoa Galindo (fue y es, Secretario de Finanzas); Ismael Ramos (fue el Secretario de la Función Pública), ahora es Secretario Ejecutivo del SATEC; Armando Plata, flamante titular de la Auditoría Superior, hasta la fecha; María Esther Monsiváis, que ha recorrido varias dependencias, con todo el poder; David Aguillón, el ajonjolí de todos los moles; Armando Luna; Homero Ramos; en fin… ¿No fueron todos estos personajes, gente de tu confianza? ¿Nadie sabía nada?

Qué curioso, cuando vino Federico Döring, como delegado estatal del PAN, para la campaña de gobernador, denunció muchas pillerías de Javier Villarreal, de su concuño y demás miembros de la banda, con documentos en la mano. Cuando se le preguntó que cómo había dado con el mugrero, dijo, que únicamente siguió la pista de las “leyendas urbanas”, que en ese entonces corrían, sobre el enriquecimiento ilícito y los documentos apócrifos para la contratación de deuda.

Y aquí en el Estado, ni el Tesorero, ni el titular de la Función Pública, ni el Auditor, ni nadie, sabía nada. Para tu conocimiento, todo esto era la comidilla en los cafés, comedores y lugares de reunión de Torreón y de Saltillo, (en esta misma columna, narré una anécdota sobre este caso). Solo tú, como los maridos engañados, eras el único que no sabía nada. Así que, al menos yo, espero con ansias tu nueva versión; los videos, los documentos y todo lo que según tú, Humberto, nos va a convencer de que eres inocente y que se cometió una felonía con tu persona.

De lo demás, mejor no hablo por razones obvias; es terreno minado; pero lo que sí te digo, es que en ese aspecto de la seguridad (o inseguridad, mejor dicho), si sabías todo lo que dices que sabes, qué malo; si no sabías, es peor. En casos como el tuyo, debe prevalecer la cordura y es preferible quedarse callado.

 

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